Habitada por taínos desde el siglo VII, el territorio del país fue descubierto por Cristóbal Colón en 1492 y se convirtió en el lugar del primer asentamiento europeo en América, nombrado como Santo Domingo, actual capital del país y primera capital de España en el Nuevo Mundo. En Santo Domingo se encuentran la primera catedral y el primer castillo de América, ubicados en la Ciudad Colonial, zona declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Después de tres siglos de dominación española, con interludios franceses y haitianos, el país alcanzó la primera independencia en 1821, pero fue tomado rápidamente por Haití en 1822. Tras la victoria obtenida en la Guerra de la Independencia Dominicana en 1844, los dominicanos experimentaron varias luchas, en su mayoría internas, y también un breve regreso de la dominación española. La ocupación de los Estados Unidos de 1916-1924, y posteriormente los seis años en calma y prosperidad de Felipe Horacio Vásquez Lajara (1924-1930), fueron seguidos por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina hasta 1961. La guerra civil de 1965 terminó con una intervención liderada por Estados Unidos, y fue seguida por varios períodos de gobierno de Joaquín Balaguer (1966-1978). Desde entonces, la República Dominicana se ha movido hacia una democracia representativa.
La República Dominicana tiene la segunda economía más grande del Caribe.[5] Aunque conocida por la producción de azúcar, la economía está ahora dominada por los servicios. No obstante, el desempleo, la corrupción gubernamental y el servicio eléctrico siguen siendo problemas importantes para el país. También tiene una "marcada desigualdad de ingresos".[1]
La migración internacional afecta en gran medida al país, ya que recibe y envía gran flujo de migrantes. La inmigración haitiana y la integración de los dominicanos de ascendencia haitiana son los principales problemas, estimándose la población total de origen haitiano en 800 000.[6] En los Estados Unidos existe una gran diáspora dominicana, que cuenta con 1,3 millones.[7] Esa diáspora ayuda al desarrollo nacional, enviando miles de millones de dólares a sus familias, lo que representa una décima parte del PIB.[8]
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